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En la tienda mágica de Mickey el día de hoy tenía una oferta especial de hadas, estas criaturas mitológicas poseían un cuerpo espectacular, mejor que cualquier otra mujer humana, solo que no tenían una buena estatura, normalmente se lo pasan revoloteando de flor en flor, pero Mickey era un pervertido sexual, las atrapaba y las vendía, pero antes de eso follaba con ellas, puede ser que de la misma forma que cualquier otra criatura de su tamaño, pero abusaba sexualmente de ellas. En esta ocasión tenía tres hadas en una jaula, tomo una con sus grandes manos, se la coloco sobre la punta de su pene, luego a las otras dos, como cualquier otro ser mágico, no se podía resistir a los encuentros sexuales, ellas se deslizaban en esta polla y la lamian minuciosamente, era un gran caramelo que ellas no podían dejar de disfrutar. El las abría cuidadosamente de piernas para no hacerles daño, su lengua húmeda recorría cada milímetro de las vaginas de estas hembras, estando cachondas estas tres hermosas Hadas, mantenían relaciones sexuales, sabían cómo complacerse, eran unas putas en miniatura que adoraban saborear sus coños, seguidamente tenían que complacer a su dueño, frotaban la polla de este sujeto y jugaban con sus bolas hasta quedar llenas del semen de Mickey.