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El esposo de Honey por cuestiones de trabajo tiene que estar lejos de casa, no desconfia de él, sabe que le es fiel. Normalmente llega cuando sus hijos no están, y Honey está sola, la mirada de ese hombre es penetradora, la forma en que la tomaba y la besaba, le demostraba que su esposo no mantenía relaciones sexuales con una puta, semanas de abstinencia lo colocaban como un animal, no esperaba llegar a la habitación, cuando en las escaleras la estaba desnudando, y al terminar estas, su pene palpitante, ya estaba adentro de la vagina de esa mujer. Honey se sentía la mujer más deseada del universo, amaba que su esposo estuviera lejos, la forma en que sus cuerpos se encontraban de nuevo, era fascinante. No solo eso, luego de follarla como fiera salvaje y bombearla como un desesperado, llenaba la boca de esta chica, con abundante semen, el cual había guardado completamente para ella, Honey lamia el pene de su macho, insaciablemente. Antes de que llegaran sus crías, lo hacían cuantas veces quisieran, ella ni siquiera podía tomar una ducha a solas, sin que él estuviera ahí, simplemente no se detenía, su vagina siempre quedaba hinchada, relatándole su vida sexual a su mejor amiga, se colocaba cachonda de solo pensar en cómo lo hacían.