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Un aficionado hombre adicto al deporte no se encontraba en su mejor día, su condición física no lo ayudaba, le dolían los hombros y los brazos. Su hija fue a donde él estaba para ver si la necesitaba, le ofreció hacerle unos masajes, cosa que el acepto sin ninguna objeción. Mientras le sobaba los hombros él le aclaro que desde que su esposa se había ido, y no follaba con ella, no gastaba las energías suficientes para estar relajado. Ella con mucho gusto iba complacerlo con lo que necesitara. Mientras le hacia el excelente masaje, le ofreció una forma de quitarle esa tensión de una forma más rápida, siempre había soñado follar con él, mientras acariciaba su musculoso cuerpo se fijo como la polla le estaba aumentando de tamaño, ya no sería capaz de resistirse a ella. Se levanto del sillón, se bajo el short, su hija gustosamente comenzó a chuparle la verga, un rato después en el suelo, la abrió de piernas y le clavo su pene el coño, estaba estrecho y apretadito, la estaba haciendo la mujer más feliz del mundo. Al cabo de un rato la hizo correrse, seguidamente metió su pene en la boca de ella y eyaculo, liberando toda la tensión que cargaba.