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En un pueblo campesino donde todo es posible la leyenda dice que las hadas cumplen los deseos de los mortales, en este caso el comerciante de perfumes atrae a un grupo de pequeñas hadas a su pequeño hogar atrapándolas y haciéndolas prisioneras para sus oscuros planes de lascivia y lujuria dando por terminado que sus intenciones no eran bondadosas si no que era un frió hombre de negocios turbios, agarra a las hadas y las mete en una jaula de metal en la cual se encuadran prisionera, las agarra una por una y las manosea dejándolas desnudas, se saca su gigantesca polla ya que ellas tenían un tamaño de una mariposa, el hombre las pone a mamar ellas diligentemente se lo besan de arriba abajo le chupa las bolas, las pequeñas vaginas se lubrican y frotan sus pequeños orificios con semejante animal. De pronto el hombre tiene ganas de acabar echándole el polvo en todo el cuerpo de las dulces hadas ellas gozando un montón con la polla tienen una multiplicidad de orgasmos que dejan exhaustas las diminutas  chicas, con la mirada perversa el hombre malvado encierra a las chicas en la jaula invadida de la gran cantidad de semen dejada por los actos lascivos  y consecutivos del hombre.